La primera de estas teorías hace referencia a la afición de Franco por salir cada jueves a comer paella en un restaurante de Madrid. Como solía aparecer por sorpresa, sin avisar qué comedor visitaría, todos los hosteleros procuraban tener este plato en sus menús, por si aparecía el caudillo.
Otra teoría habla de que, antiguamente, el servicio doméstico libraba el jueves, por lo que las cocineras dejaban preparado el sofrito de la paella el día de antes, para que la señora tan solo tuviera que añadirle el arroz y el caldo al día siguiente.
Una tercera hipótesis dice que los pescadores de antaño libraban los domingos, por lo que el pescado fresco se vendía en sitios de costa los lunes. Sin embargo, no llegaba al interior de la Península hasta el jueves. Ese día se preparaba una cazuela de pescado con arroz, que derivó en la exitosa paella.
Por último, otra explicación habla de que los días de compra en restaurantes son los viernes porque el jueves se usa en el menú, generalmente, lo que ha sobrado del resto de la semana. De ahí que se use el marisco y la carne para la paella, o se hagan otros platos como canelones, albóndigas o croquetas.